El agua dura requiere hasta un 100% más de detergente, gel de ducha, champú y otros agentes de limpieza. Además, 2 milímetros de depósitos de cal en los intercambiadores de calor significan hasta un 20% más de energía.

La cal precipita con mayor frecuencia y rapidez cuando el agua se calienta, por ejemplo, en calderas de agua caliente, en recipientes de cocina o en tuberías de agua caliente.

El agua dura también se nota en la piel después de la higiene personal. Después de la ducha, la piel se siente más seca, el cabello es más difícil para peinar. La bañera, las llaves y la ducha están con sarro notoriamente, por lo tanto dificulta la limpieza y la mantención de dichos artefactos.